miércoles, 10 de septiembre de 2014

Vagabundo

La pasión es algo que nos llena de sentimientos, negativos y positivos, hace un par de días en el calor del momento escribí la entrada anterior cargado de negatividad. Enojado con todos y la vida en general, después vuelvo a estar mas arriba y todo se aclara y no parece tan gris.
Así son las vueltas de ésta montaña rusa emocional que somos los humanos, ¿vió?
Mantengo mi postura de todas maneras, de que el general de la gente se preocupa de cosas que me eluden y difícilmente captan mi atención, pero también quisiera compartir una experiencia vivída ese mismo día de furia que me hizo apreciar todo mejor, pensandolo ahora.

Después de que me empacara con una situación que me sacó de mis cabales, en plena lluvia torrencial me volví desde la facultad de derecho hasta mi casa caminando lo cual hace una especie de mas de cuarenta cuadras totalmente empapado. (Si alguno recuerda la lluvia del viernes pasado, bueno, esa.)
Supuse que me iba a aclarar la cabeza y sacarme un poco el mal humor ya que siempre amé caminar abajo de la lluvia y tengo mis mejores recuerdos bajo ella, lo cual no estuvo muy equivocado.
Me hizo bastante bien, pero lo que mejor me hizo fué darme cuenta durante el trayecto de que:
Estaba solo.
Me crucé con muchísima gente refugiada abajo de techos a las dos de la mañana, pero nadie caminando abiertamente por la vereda como yo, ningúna persona a paso normal, todos corriendo para cruzar u ocultos en alguna entrada de un edificio.
Normalmente me causa gracia y pienso: "Por dió! gente es lluvia, la lluvia es vida! Es natural porque le huyen!!!??" pero ésta vez el único pensamiento que se me cruzó por la cabeza fué:
"Que desperdicio."
Entiendo que no todos viven cerca y que mojarse les complica la existencia por algun motivo que escapa a mi entender y blah blah blah pero yo no puedo perderme una lluvia sin tirarme abajo y dejar que me empape por completo, me llama, cuando llueve me vibra el alma a gritos pidiendome que entre en contacto con esa lluvia sagrada que nos dió el suelo que hoy pisamos.
Sumado a ésto todos te dicen la misma estupidez: "Te vas a enfermar." No solo nunca me enfermé por estar abajo de la lluvia ya que después me cambio y me pongo ropa seca, con o sin una ducha de por medio, si no que la asociación: "Lluvia" + "Enfermedad" me ofende.
Viven recluídos en sus aires acondicionados cuando hace calor, en sus estufas cuando hace frío, en una burbuja climática que varía según sus gustos y han perdido total y completo contacto con las cosas mas naturales.
No voy a mentir, yo abuso de esos lujos igual que todos, pero no dependo de ellos enteramente ni tengo aire, ni uso ventilador, ni uso la estufa todo el tiempo, de hecho trato de mantenerme lo mas alejado posible de eso y me banco el clima como esté.
Así como prefiero mil veces una conversación real de diez minutos antes que seis horas por facebook, o what'sapp o lo que fuere.
Siempre fuí un adicto a la realidad, a los momentos y al contacto físico, no lo puedo evitar, necesito sentir la lluvia cayendo sobre mi cabeza, el sol pegando fuerte y los abrazos de verdad para saber que sigo vivo y disfrutar ese hecho.
Si no me siento un zombie esclavo de un estilo de vida consumista que solo quiere lo que puede comprar y no entiende de amor, tristezas, arte, felicidades o tristezas, el exceso que necesita belleza por sobre funcionalidad y sabe cuanto cuesta un celular pero nunca cuanto vale.
Precio-Valor, todavía encuentro aquellos que no conocen la diferencia...
Parezco un viejo, quizás porque antes había menos cosas para confundir las mentes y se apreciaba lo realmente necesario para vivir, un abrazo materno, una tarde de invierno y unos mates entre amigos. Que sé yo, me siento desconectado de ésta vida pro materialista totalmente removida de la espiritualidad mas que como bandera de alguna que otra religión que al final de cuentas solo busca dinero.
Quiero las cosas que me llenan el alma, lo intangible, lo que solo puede ser atesorado en la memoria, vacíen las cuentas de mi banco y llenen mi estómago, hipotequen mi casa y otorguenme la libertad de la ruta, lo que yo deseo es, como bien dijo el principito, invisible a los ojos.
Estoy en rebelde, pero a diferencia de hace muchos años atrás ya no culpo al mundo por ser como es, ni pretendo darlo vuelta y restaurar esos valores en los que yo creo.
Ahora solo pretendo vivir la vida como la siento, apreciar la belleza en lo que me rodea como siempre hice y disfrutar o sufrir las cosas a mi manera.
Cuando era chico mi mamá me decía: "Sos diferente, uds tres, no los crié para que fueran como el resto y quizás me odien por eso, pero no tenía ninguna intención de criar ovejas, te vas a cruzar mas gente como vos, contados con los dedos de una mano y vas a saber que valen la pena de verdad cuando los encuentres. Pero sabé que muchas veces vas a estar solo y eso no tiene que ser una carga, que sea una bendición, a veces es mejor apreciar las cosas en soledad que compartirlas con alguien que no te entiende."
Ya lo creo, no se equivocó demasiado, por momentos lo vivo como una carga, el resto del tiempo... allá yo y si el mundo cree que soy un loco egocéntrico que se cree dueño de la verdad, allá ellos.
Yo solo soy dueño de mis verdades, las del resto ni las juzgo ni pretendo cambiarlas, cuando mucho comprenderlas y buscar de que forma podemos o no ser compatibles para relacionarnos.
Algún día me cruzaré otro loco como yo y tendremos momentos felices compartiendo algún brebaje en la terraza de un edificio perdido en la ciudad, ¿Quién sabe?




M.C.

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