Soy de los
que viven convencidos de que CUALQUIER tipo de práctica y/o costumbre que se
realiza en una sociedad conlleva un aval o un peso dictado únicamente por los
valores preestablecidos y la herencia cultural de dicha sociedad.
En nueva
guinea, existe una tribu llamada “korowai” que desconoce la existencia de
microbios, bacterias, etc. Y creen que cuando alguien muere “de forma
misteriosa” es por arte de un espíritu llamado “khakhua” que se come el
interior de sus víctimas y para vengar al muerto deben encontrar al “khakhua”
que reside en el interior de uno de los aldeanos y devorarlo por completo.
Matan tanto a sus hermanos como a sus hijos (las mujeres no pueden ser khakhua)
y se los comen en un acto de canibalismo justificado por una creencia que
existe desde que los korowai tienen memoria. Además practican el incesto
indiscriminadamente entre cualquier tipo de vínculo consanguíneo.
Acá tenemos
como ejemplo dos de los mayores tabúes del mundo moderno: “El canibalismo” y
“El incesto” pero lo que para nosotros es un sacrilegio para otras culturas es
su vida cotidiana y ambos somos seres humanos, la única cosa que nos separa es
la definición de “Lo que es correcto” y lo que “No es correcto” que varía en
cada cultura dependiendo de la historia que tenemos atrás y lo que hayamos
aprendido de ella. Hace tan solo unos siglos atrás los hombres y mujeres negros
no eran considerados siquiera seres humanos, eran algo diferente, algo
estúpido, algo inútil, algo que solo podía ser usado por el hombre blanco como
una herramienta, un esclavo, un juguete sexual, pero nunca jamás un igual. Hace
no tantos siglos atrás, las mujeres no tenían ningún tipo de derecho y su mayor
logro en la vida era casarse con un hombre de bien, darle hijos sanos y
criarlos manteniendo la casa en perfecto orden y limpieza. Sin embargo, al
mismo tiempo, en diferentes culturas las cosas eran completamente al revés,
culturas donde las mujeres son sagradas o los negros adorados como dioses, etc.
etc. Lo que remarca que los valores de una sociedad provienen de su herencia
cultural y de la adaptación y aprendizaje de los nuevos eventos que enfrenta
conforme avanza en el tiempo.
¿Acaso no
hay millones de historias a lo largo y ancho del mundo de gente que pensaba que
los homosexuales nunca iban a ser aceptados por ser moralmente incorrectos y
rechazados por el mismísimo dios? ¿Y actualmente no hay culturas que los matan
a golpes por el simple hecho de ser gays? ¿Qué prohíben la reproducción o el
uso de material pornográfico homosexual? ¿Culturas que aprueban el matrimonio
igualitario y la adopción entre padres del mismo sexo? Tantos y tantos otros etcéteras.
Partiendo
de ésta base podemos deducir que cada individuo está “Moralmente” influenciado
por una variedad de factores casi imposible de enumerar, la crianza familiar, su pasaje por el sistema educativo, su trabajo, los entornos
que frecuenta, etc. También podemos deducir que no todos aceptan los valores
sociales de la misma manera y hay quienes difieren por completo adoptando los
valores de otras sociedades o culturas, adoptar una nueva religión por ejemplo
es cambiar por completo la forma de vivir. Quien se haya convertido del
cristianismo al islam o del islam al budismo deberá rever una cantidad de
prácticas y creencias totalmente contradictorias a las que había aprendido hasta
el momento.
Se
preguntaran que tiene que ver todo esto con el aborto y precisamente mi punto
es que el aborto no es nada del otro mundo, nada diferente del incesto, del
canibalismo, de rezarle a cristo, a alá, a Odín, de venerar vacas o comerlas
entre dos panes. Es una cuestión cultural, es una práctica que se
realiza desde tiempos remotos, hay historias de aborto en el código de Hammurabi
(1728 a.c.) y en las culturas peruanas precolombinas lo que significa que está
presente en la historia de la humanidad desde hace tantos años que difícil es
sostener una discusión sobre “Aborto sí” o “Aborto no” cuando claramente es algo
que sucede. He aquí que los primeros en oponerse al aborto son aquellos
practicantes de religiones que consideran al feto (incluso antes de que esté
formado totalmente) como un ser humano con vida y alma propias. Planteando la
discusión desde el eje “Asesinato sí” / “Asesinato no” y esa misma discusión
está presente en sociedades que abalan la pena de muerte y sociedades que la rechazan,
mismas sociedades cabe destacar que no consideran asesinato matar incontables
animales para comerlos pero si, matar un feto. Lejos de querer entrar en el
debate del especísmo, simplemente lo planteo como una suerte de contradicción
en el asunto.
Otros
opositores al aborto son aquellos que creen o consideran o temen una oleada
masiva de mujeres dispuestas a tener relaciones sexuales sin métodos
anticonceptivos teniendo en cuenta que si la pastilla del día después falla,
siempre pueden abortar. Miedo o consideración que no se encuentra en la actual
falta de educación sexual resultante en muchos casos en embarazos no deseados.
Encuentro muchas personas enfrascadas en posturas antiaborto pero no en
posturas pro-educación sexual asumiendo que todos deberían saber y practicar el
sexo responsable, hablando de que los adolescentes actualmente están muy
hormonales , cosa que los aterra, pero no parecen querer compartir
con ellos información tan crucial como que “Acabar afuera” es tan inútil como
soplar la llama para apagar un incendio.
El aborto es la terminación forzada de un embarazo, asumimos entonces que es una práctica a realizar solamente en casos de embarazos no deseados y si una mujer o ambos involucrados en el acto sexual deciden NO tener un hijo, hay que contemplar cada caso en particular. No podemos medir con la misma vara un embarazo resultante de una violación a un embarazo resultante de un descuido a un embarazo resultante de la falla de un método anticonceptivo.
El aborto es la terminación forzada de un embarazo, asumimos entonces que es una práctica a realizar solamente en casos de embarazos no deseados y si una mujer o ambos involucrados en el acto sexual deciden NO tener un hijo, hay que contemplar cada caso en particular. No podemos medir con la misma vara un embarazo resultante de una violación a un embarazo resultante de un descuido a un embarazo resultante de la falla de un método anticonceptivo.
A la hora de hablar de aborto tampoco podemos ignorar que al ser ilegal, los métodos para realizarlo están altamente vinculados al poder adquisitivo de quien lo realiza estando desde lo más seguros, mediante una práctica
quirúrgica llevada a cabo por un profesional, algunos más riesgosos como un
aborto farmacológico inducido por pastillas y los más brutales como
introducirse elementos punzantes, como el
resto de las prácticas en un sistema capitalista el que mas paga tiene mejores posibilidades que el que menos puede y a los pobres solo les queda jugarse la vida.
Debemos tener en cuenta que al marginalizar el aborto estamos suprimiendo los derechos de las mujeres sobre su propio cuerpo, priorizando el valor exponencial de una vida por sobre el valor real de otra que forma parte activa de la sociedad actual. En el momento en donde nos parece de mayor o igual valor un feto que una mujer. Un feto, que una abogada, Un feto, que una docente, Un feto, que una estudiante, es cuando debemos preguntarnos: Si el valor de la vida de todo ser humano es el mismo ¿A quién cuidamos cuando dos vidas comparten un cuerpo? ¿De qué forma indemnizamos a la madre por haberla obligado a llevar en su vientre un hijo no deseado?
Considerando el aborto como algo cultural, no puedo dejar de contrastarlo con otras prácticas que también son culturales y no son condenadas por la sociedad.
Pagar diez mil pesos para terminar con la vida de un feto que no lleva más de tres meses en el vientre de su madre es un acto de crueldad indescriptible llevado a cabo por una pecadora empedernida que debería haberse cuidado o aceptado su suerte. Ahora, pagar diez mil pesos por un nuevo par de tetas más llamativo, una nariz de menor grosor o unos pómulos simétricos, está perfecto.
Uso ésta comparación porque muchas cirugías plásticas corren con el mismo riesgo de muerte que un aborto, además un aborto no se trata solo de quitar una vida, se trata de una mujer que por nueve meses es rehén de un hijo no deseado, al que tiene que cuidar, controlar, dejar de consumir todo tipo de comidas y bebidas que hasta ahora formaban parte de su cotidiano, ver como su cuerpo sufre cambios físicos y hormonales, entrar en un estado de fragilidad que puede incluso poner su vida en riesgo y finalmente traer al mundo a una persona que por derecho constitucional algún día deberá conocerla y explicarle que no lo deseaba. No es fácil para la madre, no es fácil para el padre, no es fácil para la criatura y por sobre todo: NO ES NECESARIO pasar por todo esto, si el aborto fuera una práctica legal.
Un aborto es mucho más que la simple terminación forzada de una vida.
Así como una cirugía plástica meramente estética solo pretende cambiar la apariencia de un rasgo no deseado, de una parte del cuerpo que no podemos tolerar y siendo legal tenemos la opción de hacerlo siempre y cuando podamos pagarlo, hay otras cirugías plásticas que salvan vidas o mejoran su calidad a aquellos que fueron devoradas por el fuego u otro tipo de accidentes. Así habrá abortos que podríamos considerar innecesarios y otros que harían la diferencia en la vida de las personas.
El aborto es cultural y los valores que aprendemos se pueden modificar, solo necesitamos que nuestros niños aprendan de nuestros errores y nuestros aciertos. ¿Cuántos niños más tienen que ser golpeados por asumir su sexualidad sea cual fuere? ¿Cuántas personas más capaces de ser excelentes padres y madres tienen que ver sus pedidos de adopción rechazados? ¿Cuántas mujeres más tienen que cobrar menos que un hombre? ¿Cuántas mujeres más tienen que ser brutalmente asesinadas por sus parejas o ex parejas? ¿Cuántos etcéteras más tienen que suceder hasta entendamos que la única forma de avanzar es aceptar el cambio y dejar el pasado atrás?
Del pasado se aprende, para cambiar el futuro y eso se hace día a día en el presente.
El aborto sucede, no va a dejar de suceder, no va a desaparecer, por más ilegal, por más amoral, por más estigmatizante que sea, no van a irse a ningún lado las cientos de mujeres con embarazos no deseados pidiendo terminar con ellos.
Podemos ignorarlo de la misma manera que ignoramos la pobreza, las guerras, las violaciones y todo lo que nos hace pensar que el mundo no es color de rosa pero no se puede tapar el sol con la mano y arrancarse los ojos solo crea un ciego más en un mundo que sigue siendo visible para el resto.
Aborto legal, seguro y gratuito. Es un pequeño grano de arena, en un mundo con mucho MUCHO más por hacer.
Debemos tener en cuenta que al marginalizar el aborto estamos suprimiendo los derechos de las mujeres sobre su propio cuerpo, priorizando el valor exponencial de una vida por sobre el valor real de otra que forma parte activa de la sociedad actual. En el momento en donde nos parece de mayor o igual valor un feto que una mujer. Un feto, que una abogada, Un feto, que una docente, Un feto, que una estudiante, es cuando debemos preguntarnos: Si el valor de la vida de todo ser humano es el mismo ¿A quién cuidamos cuando dos vidas comparten un cuerpo? ¿De qué forma indemnizamos a la madre por haberla obligado a llevar en su vientre un hijo no deseado?
Considerando el aborto como algo cultural, no puedo dejar de contrastarlo con otras prácticas que también son culturales y no son condenadas por la sociedad.
Pagar diez mil pesos para terminar con la vida de un feto que no lleva más de tres meses en el vientre de su madre es un acto de crueldad indescriptible llevado a cabo por una pecadora empedernida que debería haberse cuidado o aceptado su suerte. Ahora, pagar diez mil pesos por un nuevo par de tetas más llamativo, una nariz de menor grosor o unos pómulos simétricos, está perfecto.
Uso ésta comparación porque muchas cirugías plásticas corren con el mismo riesgo de muerte que un aborto, además un aborto no se trata solo de quitar una vida, se trata de una mujer que por nueve meses es rehén de un hijo no deseado, al que tiene que cuidar, controlar, dejar de consumir todo tipo de comidas y bebidas que hasta ahora formaban parte de su cotidiano, ver como su cuerpo sufre cambios físicos y hormonales, entrar en un estado de fragilidad que puede incluso poner su vida en riesgo y finalmente traer al mundo a una persona que por derecho constitucional algún día deberá conocerla y explicarle que no lo deseaba. No es fácil para la madre, no es fácil para el padre, no es fácil para la criatura y por sobre todo: NO ES NECESARIO pasar por todo esto, si el aborto fuera una práctica legal.
Un aborto es mucho más que la simple terminación forzada de una vida.
Así como una cirugía plástica meramente estética solo pretende cambiar la apariencia de un rasgo no deseado, de una parte del cuerpo que no podemos tolerar y siendo legal tenemos la opción de hacerlo siempre y cuando podamos pagarlo, hay otras cirugías plásticas que salvan vidas o mejoran su calidad a aquellos que fueron devoradas por el fuego u otro tipo de accidentes. Así habrá abortos que podríamos considerar innecesarios y otros que harían la diferencia en la vida de las personas.
El aborto es cultural y los valores que aprendemos se pueden modificar, solo necesitamos que nuestros niños aprendan de nuestros errores y nuestros aciertos. ¿Cuántos niños más tienen que ser golpeados por asumir su sexualidad sea cual fuere? ¿Cuántas personas más capaces de ser excelentes padres y madres tienen que ver sus pedidos de adopción rechazados? ¿Cuántas mujeres más tienen que cobrar menos que un hombre? ¿Cuántas mujeres más tienen que ser brutalmente asesinadas por sus parejas o ex parejas? ¿Cuántos etcéteras más tienen que suceder hasta entendamos que la única forma de avanzar es aceptar el cambio y dejar el pasado atrás?
Del pasado se aprende, para cambiar el futuro y eso se hace día a día en el presente.
El aborto sucede, no va a dejar de suceder, no va a desaparecer, por más ilegal, por más amoral, por más estigmatizante que sea, no van a irse a ningún lado las cientos de mujeres con embarazos no deseados pidiendo terminar con ellos.
Podemos ignorarlo de la misma manera que ignoramos la pobreza, las guerras, las violaciones y todo lo que nos hace pensar que el mundo no es color de rosa pero no se puede tapar el sol con la mano y arrancarse los ojos solo crea un ciego más en un mundo que sigue siendo visible para el resto.
Aborto legal, seguro y gratuito. Es un pequeño grano de arena, en un mundo con mucho MUCHO más por hacer.
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