martes, 9 de junio de 2015

Resoluciones y esas cosas

Cuesta muchísimo hacer un balance de las cosas que uno piensa, siente, dice, escribe y transmite y poder hacer un parate reconociendo donde se está equivocando o cual es el mejor enfoque para evitar estancarse por completo y avanzar.
Requiere de mucho coraje reconocer que la forma en que uno se venía manejando es contraproducente y poder decir: "Tengo que cambiar y hacerme cargo de todo lo que hice hasta ahora y poder sintetizarlo en una nueva manera de enfrentar la vida."
No creo en los equívocos, no creo en correcto o equivocado, mal o bien ya lo dije millones de veces, creo en las cosas como son, convenientes o no.
Tengo que sincerarme y aclarar que después de mucho pensar, mi forma de vida está siendo bastante inconveniente, tengo que cambiar.
Tuve un semi-bajón que me hizo notar esa costumbre de tirar las cosas abajo en mi cabeza para entrar en la rueda neurótica de excusas para no hacer, pude recordar las palabras de mi psicólogo y sumarle muchos extras de otras maravillosas personas que me empujan siempre para salir de cada pozo que me hace tropezar.
"Te ganaste la lotería" / "Se murió tu perro" son dos frases que no cambiarían nada en la realidad si fueran mentira, pero te cambiarían todo el estado mental poniéndote feliz o triste, emocionado o deprimido, ese efecto es el que sucede en mi mente cada vez que repienso algunas cosas.
Me la subo de mas pensando cosas positivas y creo que TODO está excelente sintiendo que nada me falta ni nada puede fallar o me la bajo demasiado y creo que nada tiene solución y el mundo se acaba de golpe, esos extremos mentales me obligan a dejar de ver las cosas por lo que son y concentrarme en tratar de resolver un estado auto-generado que no afecta para nada a lo que está pasando.
Paso mas tiempo resolviendo lo que siento en base a lo que pienso que pasa que lo que realmente pasa.
Esa paja mental es la culpable de mi constante procrastinar y dejar para después o para nunca las cosas que podría hacer hoy.
Volví a pensar en una cosa que creía resuelta, en mi viejo, no quiere decir que no tenga resuelto la gran mayoría de todo lo que conlleva su ausencia en mi vida, pero volví a un pensamiento: "Querías ser alguien para él.", quería ser alguien pero la realidad es que cuando me reconoció como persona, cuando levantó el teléfono para hablar con su mujer y decirle que estaba frente a un ser humano maduro y completo, mientras nos tomábamos un café en una estación de servicio por seis largas horas, a pesar de que me morí de orgullo por un instante finalmente deduje que ser reconocido por un ente con tan poca moral, con tantas bajezas y por sobretodo tanta mierda en el placard, no era nada copado.
Volví a pensar que la gente te ve a través de sus ojos con sus limitaciones y nunca vas a ser mas de lo que pueden concebir de vos, algo que siempre va a distar un montón de lo que vos ves de vos mismo.
Pensé en todos esos pacientes de la guardia que me dicen que soy un amor, super dulce, re paciente y amable y en todos aquellos que dicen que soy un hijo de puta que busca cualquier excusa para rebotarlos porque me cago en todos y hago lo que quiero porque soy un pendejo de mierda.
Pensé en todas esas mujeres que me abrazaron en la mayor intimidad para decirme que me amaban y en todas aquellas que me insultaron entre lágrimas para decirme que jamás les vuelva a hablar.
Pensé en todos esos amigos que llorando en navidades me dijeron que por mí se irían hasta el infierno ida y vuelta y en todos aquellos que desilusionados me amenazaron de muerte si volvían a verme.
Pensé mucho.
Hasta que no pude pensar mas.
Me abracé a una botella de cerveza en la puerta de un bar, hablando con un indigente mientras repetía una y otra vez. "¿Qué carajo estoy haciendo con mi vida?" meditando en toda mi visión fatalista del universo y cómo cuando me llegue la hora me voy a arrepentir de no haber aprovechado la posibilidad de hacer a mi antojo mi voluntad.
Pensé que si me doy por muerto debería vivir como tal, importándome poco y nada todo y haciendo lo que quiero por placer.
Pensé que debería vivir al máximo si algún día no voy a poder vivir de ninguna manera.
Me morí y resucité.

Entonces me miré en el espejo, abrí los ojos y me acordé. Me acordé de que tengo una espalda enorme, me acordé de que tengo un tatuaje que dice "Memento Mori" para recordarme que la vida es finita y la muerte acecha en cada rincón, me acordé que en pocos meses voy a ser tío y a pesar de la distancia me emociono cada vez que veo una foto o un video de mi hermana con panza, me acordé de las hijas de mis mejores amigos y de todos los días de lluvia cuando salía a caminar, me acordé de todas esas cosas lindas donde no importaba el futuro ni el pasado mas allá del momento que se estaba viviendo.
Me acordé lo que significa estar vivo.
Uno siempre vuelve a sí mismo, pase lo que pase y a pesar de todos mis miedos y mis dudas existenciales, a pesar de mis vacíos y todas esas cosas que necesito expresar, no dejo de ser yo en ningún momento y es éste ego el que siempre me llevó adelante.
Esos miedos van a seguir ahí, esas dudas también y no necesito sacármelas de encima, necesito vivir con ellas en la misma habitación sin que me impidan disfrutar de las cosas.
Porque a pesar de su presencia constante nunca dejé de sonreír.
La vida es una mierda, no es color de rosa pero no por eso no puedo disfrutar.
Quizás, para alguien como yo que no puede dejar de vivir en los extremos, el mejor extremo sea sonreír deprimido y llorar extasiado, como para nivelar la balanza un poco.
No lo sé, tampoco puedo pensarlo demasiado, porque de eso se trata, de no pensar mas allá de lo que está pasando.
Mantener el foco en el acto y no en el público.
Me acordé que mi psicólogo me dijo que siempre que me encierro en mi mismo pierdo la posibilidad de encontrar las soluciones, cuando entro en mí no puedo salir y siempre que salgo encuentro las respuestas porque estar afuera ya es una solución de por sí.
Para salir hay que salir...
Adentro tenemos puertas, afuera están las llaves, ya lo dije también hace mucho en éste mismo medio.
El que se encierra en sí mismo es un manojo de llaves sin puertas que abrir.


¿Será por eso que no puedo dejar de pensar en vos? ¿Lástima quizás? De que seas tan chica y no puedas ver todavía que tu encierro es una constante repetición del mismo error que no te lleva a ningún lado, te relames las heridas sola, una y otra vez excusándote en imposibles que no te dejan ver que sos tu propia cárcel y carcelera.
Todos tienen sus tiempos para madurar, no se puede forzar a nadie aunque le diga los mismo eternamente hasta que no lo pueden ver no lo ven pero creo que en tu caso ya lo viste, te faltan los ovarios suficientes para tomar una decisión de forma permanente y si no... hacete cargo de que sos la culpable de tu sufrimiento, pero no engañes al resto, no les hagas creer que querés cambiar pero no podes, se fiel a vos misma y admitílo, no hay nada de malo en ser cobarde, pero mentirosa definitivamente no es una virtud.
Algún día ojalá te pase como a mí me ha pasado tantas veces, te canses de tu estado actual y te obligues a tocar fondo para salir del pozo de una vez por todas, un paso a la vez.

Se me agota el cerebro de ideas y creo que dije precisamente lo que pensé durante toda la semana desde el último texto cargado de bajón, confusión y muchas ganas de explotar.
Estabilidad, requiere mucho coraje contradecirse a uno mismo y admitir que lo que antes sentía encajaba perfectamente en ESE momento pero ahora es necesario modificar tanto la cabeza como la performance para seguir adelante.
No estamos leyendo.
o no.




Adieu!!


M.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario